miércoles, 3 de febrero de 2010

Antes de decir que algo es malo, conócelo


Sin duda la forma de comunicación ha cambiado en el mundo.

Veinte años atrás ni nos imaginábamos que podríamos hablar cara a cara con nuestros padres en el otro lado del mundo a través de una webcam. O que nos encontraríamos con los compañeros de la secundaria después de dos décadas y hablaríamos de cosas tan cotidianas como el clima local o, en mi caso, saber qué fue de las tortas negras de la panadería de Pascale.

En aquellas épocas, salíamos de casa y nuestros padres no volvían a saber de nosotros hasta que regresábamos, o hasta que se nos ocurría hacer un llamado desde la casa de alguien. Hoy sería impensable que un adolescente salga sin un celular donde localizarlo, por ejemplo.