Soy una convencida de que cada persona
que pasa por nuestra vida, viene a enseñarnos algo. En forma de amigo, de familiar,
de profesor, de jefe, y hasta de extraño, los maestros aparecen sin que ni tú
ni ellos mismos sepan que lo son. Lo impresionante es que con el correr de los
años puedes entender el valor de sus enseñanzas y el porqué de su paso por tu
vida.
En efecto, en mis cuatro décadas y media
de existencia, he atesorado enseñanzas de personas que me ayudaron a construir
a la mujer que hoy les escribe. Aquí, un breve resumen de algunos de mis
grandes maestros de vida.