viernes, 30 de noviembre de 2012

Un respiro para el alma

Regreso a este espacio después de mucho tiempo para compartir una breve reflexión en torno a un hecho que hoy está en boca de todos, y del que todos los medios están hablando. Hace un par de semanas, un joven policía vio desde su patrulla que un mendigo tiritaba de frío con sus pies desnudos en una noche neoyorkina y, conmovido, le fue a comprar unas botas para que se abrigue.



El hecho se hizo público gracias a una mujer que captó el momento, y la foto se volvió viral en los medios digitales y redes sociales.



Pero más allá del hecho que ya todos conocen, estas son mis conclusiones:

Primero, se me llena el alma de tibieza ver noticias como estas. Que nos sintamos conmovidos revela que todavía nos queda un poco de sensibilidad, un poco de compasión, de buenas intenciones. Cuando veo las noticias por la noche, el asesinato brutal de una anciana, un padre que mató a su hija y a su esposa, una pandilla que entró a robar en un local y golpeó a los dueños... no puedo evitar pensar en cuán perdidos que estamos, cuestionarme a dónde vamos, por qué, hasta cuándo, hasta dónde llega la maldad humana...

Pero noticias como la de hoy me devuelven la esperanza. No sólo porque  hay medios de comunicación dispuestos a difundir este tipo de historias, sino porque me dan un respiro, me alientan a seguir, pensando que todavía hay almas capaces de compadecerse,  de contribuir con un pequeño grano de arena para que este mundo sea un poquito mejor, que el amor es grande y sigue existiendo, y todavía sobrevive al egoísmo, al odio y a la barbarie.

Y por último, si todos y cada uno de nosotros sintiera y obrara con el amor de este chico policía.. ¿se imaginan qué poderosa, qué infalible, invencible y grande sería la humanidad?

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