viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Modelos de mujeres o mujeres modelos?

El tema viene dándome vueltas desde hace varios días, después de ver un programa periodístico argentino, que denunciaba la existencia de dos websites que promueven la bulimia y la anorexia como estilo de vida, y no como lo que en realidad es: una enfermedad gravísima que puede tener consecuencias trágicas.

Los sitios en cuestión son una especie de plataforma social en donde adolescentes argentinas suben sus blogs, sus fotos y sus comentarios y comparten consejos en foros comunitarios. Títulos como "técnicas para vomitar", "cómo hacer para que tus padres no se den cuenta" o "cómo aguantar el hambre" están al alcance de los jóvenes a sólo un clic, como si se tratase de un sitio para intercambiar tips de moda o recetas de cocina.



Ponerme a enumerar y especular sobre los posibles culpables de esta realidad pavorosa no sólo me da mucha pereza, sino que me tomaría varias hojas y no llegaría a ninguna conclusión. Los medios, los padres, las instituciones que no regulan la existencia de este tipo de publicaciones, la industria de la moda, los colegios, la sociedad... ¡Tarea inútil!

Más bien me lleva a reflexionar sobre el "modelo de mujer" que estamos promoviendo, que no necesariamente quiere decir "mujer modelo", aunque ambos conceptos parezcan significar lo mismo.

Una "mujer modelo" es una mujer con determinadas características físicas que le permiten ganarse la vida haciendo la veces de maniquí de carne y hueso; de la misma manera que un hombre con determinados pies de altura puede ganarse la vida jugando al básquetbol.

Desde mi humilde punto de vista, un "modelo de mujer" no tiene nada que ver con lo físico, ni con las pasarelas, los flashes, el glamour y la talla de ropa en la que entres. Más bien todo lo contrario. La condición de modelo de mujer viene al revés: desde adentro hacia afuera.

¿Qué te da la condición de modelo de mujer? El tipo de vida que hayas escogido para ti y para tus seres queridos, tus valores, la huella que dejes en este mundo, ya sea proyectándote a través de tu prole, canalizando tus expresiones artísticas como un legado para la humanidad,  usando tus palabras para esparcir "buena leche" adonde vayas, con mensajes que impacten positivamente en la vida de los demás.

Un modelo de mujer cuida con amor su cuerpo, concibiéndolo como el templo en el que habita. Un modelo de mujer se respeta y se hace respetar, se planta ante la vida, lucha por lo que quiere, aprende de las caídas, se levanta, se sacude el polvo y sigue caminando.

Uno de mis propósitos de vida es comunicar, y usar mi palabra para hacer de este un mundo mejor. Por eso invito a quien me lea a hacer de nuestras jóvenes más y más modelos de mujeres, que crezcan íntegras, saludables por dentro y por fuera y, por sobre todas las cosas, sabiendo que la verdadera felicidad está en la belleza que reside dentro de cada una de nosotras.

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